Entre 1890 y 1910, los premios más prestigiosos de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes van a obras que representan a las capas sociales más desfavorecidas de la sociedad de la Restauración. Pobres y vagabundos, migrantes y parados, mendigos y prostitutas, obreros y campesinos precarios son las figuras emblemáticas de un nuevo repertorio pictórico que destituye la pintura de historia y conoce un éxito público y crítico considerable. Tras presentar brevemente la historia y la estética de esta pintura, esta comunicación se centrará en analizar las obras desde la perspectiva de una historia de las representaciones. Se presentarán así las conclusiones sacadsa del estudio de más de 800 cuadros que representaron el sufrimiento social en un momento en que, si bien tímidamente, España se vuelca en el orden industrial. El enfoque iconográfico permitirá evocar las representaciones dominantes de la pobreza difundidas por esta producción. Paralelamente, el estudio de la recepción de los cuadros por los contemporáneos pondrá en evidencia las evoluciones de las sensibilidades frente a la pobreza, pero también las creencias ampliamente compartidas en materia de legitimación de la desigualdad - aquellas que en su tiempo, "dieron sentido" a la miseria y a la enfermedad. Cabra preguntarse por fin cómo evolucionaron estos paradigmas de compresión de las situaciones de pobreza, en vistas de favorecer un diálogo con el presente.
viernes, 19 de febrero de 2016
Mesa 2. Ponencia 2
Historia cultural de la pobreza
Stéphanie Demange
Entre 1890 y 1910, los premios más prestigiosos de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes van a obras que representan a las capas sociales más desfavorecidas de la sociedad de la Restauración. Pobres y vagabundos, migrantes y parados, mendigos y prostitutas, obreros y campesinos precarios son las figuras emblemáticas de un nuevo repertorio pictórico que destituye la pintura de historia y conoce un éxito público y crítico considerable. Tras presentar brevemente la historia y la estética de esta pintura, esta comunicación se centrará en analizar las obras desde la perspectiva de una historia de las representaciones. Se presentarán así las conclusiones sacadsa del estudio de más de 800 cuadros que representaron el sufrimiento social en un momento en que, si bien tímidamente, España se vuelca en el orden industrial. El enfoque iconográfico permitirá evocar las representaciones dominantes de la pobreza difundidas por esta producción. Paralelamente, el estudio de la recepción de los cuadros por los contemporáneos pondrá en evidencia las evoluciones de las sensibilidades frente a la pobreza, pero también las creencias ampliamente compartidas en materia de legitimación de la desigualdad - aquellas que en su tiempo, "dieron sentido" a la miseria y a la enfermedad. Cabra preguntarse por fin cómo evolucionaron estos paradigmas de compresión de las situaciones de pobreza, en vistas de favorecer un diálogo con el presente.
Entre 1890 y 1910, los premios más prestigiosos de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes van a obras que representan a las capas sociales más desfavorecidas de la sociedad de la Restauración. Pobres y vagabundos, migrantes y parados, mendigos y prostitutas, obreros y campesinos precarios son las figuras emblemáticas de un nuevo repertorio pictórico que destituye la pintura de historia y conoce un éxito público y crítico considerable. Tras presentar brevemente la historia y la estética de esta pintura, esta comunicación se centrará en analizar las obras desde la perspectiva de una historia de las representaciones. Se presentarán así las conclusiones sacadsa del estudio de más de 800 cuadros que representaron el sufrimiento social en un momento en que, si bien tímidamente, España se vuelca en el orden industrial. El enfoque iconográfico permitirá evocar las representaciones dominantes de la pobreza difundidas por esta producción. Paralelamente, el estudio de la recepción de los cuadros por los contemporáneos pondrá en evidencia las evoluciones de las sensibilidades frente a la pobreza, pero también las creencias ampliamente compartidas en materia de legitimación de la desigualdad - aquellas que en su tiempo, "dieron sentido" a la miseria y a la enfermedad. Cabra preguntarse por fin cómo evolucionaron estos paradigmas de compresión de las situaciones de pobreza, en vistas de favorecer un diálogo con el presente.
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